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En la últimas décadas se han puesto de manifiesto a nivel mundial el crecimiento del sobrepeso y la obesidad en la infancia y la adolescencia. Pasó del 4,2% en 1190 al 6,6% en 2015. Y desde 1998, la Organización Mundial de la Salud considera la obesidad como una epidemia global. En España, según el estudio de Alimentación y Actividad Física y Obesidad Infantil de España (Estudio Aladino 2015), 1 de cad 2 niños/as de entre 6 y 9 años de edad tiene exceso de peso.

Con todas estas cifras en la mano, es obvio que la prevención de la obesidad es una estrategia prioritaria de salud que requiere la participación activa y comprometida de los distintos sectores de la sociedad: administraciones públicas, expertos, empresas relacionadas con el sector de la alimentación y de la actividad física, asociaciones y, por supuesto, padres y educadores.

El pasado mes de febrero, el ministerio de Sanidad presentó el Plan para la mejora de la composición de los alimentos y bebidas y otras medidas para reducir el contenido de sal, azúcar y grasas en más de 3.500 productos. Dicho Plan se ha presentado como una herramienta para luchar contra la obesidad y ha obtenido el compromiso de más de 500 empresas.

(ver o descargar infografía)

Fuente: www.aecosan.msssi.gob.es

¿QUÉ PODEMOS HACER NOSOTROS?

No preocuparnos en exceso, pero sí ocuparnos, siendo optimistas, creativos y tenaces para el logro de nuestro propósito.

¿CÓMO?

CAMBIANDO HÁBITOS. 7 recomendaciones

Es importante que los cambios en el estilo de vida sean paulatinos y a largo plazo, sin pretender que se produzcan pérdidas de peso significativas en poco tiempo.

1. DIETA SALUDABLE

· Al hacer la compra, incluir más fruta y verdura, menos grasas y productos azucarados. Acostumbrar a los niños, desde pequeños, a tomar fruta o yogurt en vez de dulces.
· No comprar demasiados productos como bollos, pasteles, chocolate, galletas, caramelos, patatas fritas y similares, refrescos, y todo aquello que aporte pocos nutrientes y muchas calorías.
· En este sentido, tampoco es conveniente prohibir del todo ciertos alimentos, como los dulces, porque en su justa medida no son perjudiciales y no poder comerlos nunca puede generar ansiedad en los pequeños y rechazo a otros alimentos.
· Desayunar todos los días, un desayuno completo y saludable, ya que es la comida del día más importante. Y distribuir las comidas a lo largo del día (cuatro o cinco tomas).
· En la merienda optar por fruta, lácteos o bocadillos en vez de dulces industriales.

2. COMER EN FAMILIA

· Comer en familia siempre que sea posible.
· Al comer fuera de casa, elegir restaurantes donde se sirvan ensaladas, guisos y comida de tipo mediterráneo, en vez de comida rápida, que solo se debe elegir de forma ocasional.
· Si el niño come en el colegio, vigilar y controlar su menú semanal.

3. BEBER AGUA EN LUGAR DE REFRESCOS

· El agua es la mejor bebida y no debe sustituirse por refrescos ya sean con o sin azúcar. Limitar el consumo de refrescos azucarados, sobre todo durante las comidas.

4. DISMINUIR TIEMPO PARA LA TELEVISIÓN

· Desde pequeño, acostumbrar al niño a jugar al aire libre y a permanecer activo, y reducir las horas de televisión, videojuegos y otras actividades sedentarias.

5.  ACTIVIDAD FÍSICA EN EL ORDENADOR

· Es conveniente hacer ejercicio a diario, aunque solo sea dar un largo paseo. Animar para que se interese por la práctica de algún deporte, en grupo o individual.

6. EDUCAR Y DAR EJEMPLO

· El comportamiento de los miembros de la familia tiene que ser coherente. Resulta difícil inculcar un hábito saludable, cuando quien lo aconseja no lo pone nunca en práctica.

7. DORMIR AL MENOS 8 HORAS AL DÍA

· Inculcar rutinas y hábitos de sueño ayuda a prevenir la obesidad.

¡Los cambios pequeños a diario serán la receta del éxito!

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