La fiebre se produce cuando la temperatura corporal se incrementa por encima de su nivel normal, que en el caso de un bebé o un niño sano se sitúa entre 36 y 38ºC. Si la temperatura rectal de tu bebé supera los 38ºC, tiene fiebre.
La temperatura corporal varia según la persona de la que se trate y el método de medición (rectal, oral, en la axila). Puede fluctuar a lo largo del día, suele ser más alta por la noche, y tiende a aumentar también cuando los niños juegan y hacen ejercicio.
El centro termorregulador, que regula la temperatura de nuestro cuerpo, es el hipotálamo, se encuentra en el cerebro y actúa como un termostato adaptando la temperatura a cada situación.