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¿La astenia primaveral está afectando a mi hijo?

Cansancio (el niño bosteza continuamente), cambios de humor (malhumorado, triste, caprichoso, nervioso), inapetente y con dificultad para conciliar el sueño. Estos síntomas de carácter leve suelen aparecer coincidiendo con el cambio de tiempo y son conocidos como síndrome de astenia primaveral, provocada por una alteración del ritmo biológico debido al cambio de las horas de luz.

Según los especialistas, la mejor manera de combatir la astenia primaveral es mantener unos hábitos saludables.

1. Realizar ejercicio físico todos los días. Esto le ayudará a estar de buen humor y a comer y dormir mejor. Se aconsejan deportes al aire libre (correr, montar en bicicleta, jugar al balón).

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2. No dejar de jugar: Aunque en algunos momentos esté cansado es bueno a animarle a realizar algún deporte y jugar con los amigos para favorecer la segregación de endorfinas en el cerebro.

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3. Dormir las horas necesarias: si el niño no descansa las horas necesarias por la noche los síntomas de la astenia se acentúan.

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4. Buena alimentación:

– Rica en hidratos de carbono (cereales sin azúcares añadidos, tostadas o frutos secos), proteínas (leche, yogur,..) y fruta.

– Reducir las grasas saturadas: que se encuentran en bollos o embutidos muy grasos. Estos alimentos pueden aportar un efecto de rápida activación pero al rato notarán un “bajón” muy típico de la astenia primaveral.

– Evitar periodos de ayuno.

– Cocinar alimentos frescos y evitar los precocinados, las conservas, las salsas y el exceso de aceite. Una digestión larga puede provocar cierta sensación de fatiga y somnolencia.

– Y controlar las golosinas, refrescos, etc.

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5. Buena hidratación: beber bastante agua y zumos que aportan vitaminas. Así se combate la tensión baja que suele acompañar a la astenia primaveral.

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6. Mantener las rutinas diarias. Establecer horarios fijos para comer, bañarse, ir a dormir… ayuda al organismo a los cambios externos.

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7. Mucho cariño y no transmitir el estrés y las preocupaciones a los más pequeños.

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Observar si además de estar cansado e inapetente, el niño tiene mocos, estornudos, picor de nariz y de ojos, fiebre o diarrea.

En este caso ya no se trata de astenia y puede ser el inicio de alguna enfermedad como resfriado, gastroenteritis, otitis o incluso alergia. Por tanto, es importante observar bien estos síntomas y consultar siempre al pediatra.

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