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“Únete al mundo del sueño, conserva tus ritmos para disfrutar de la vida” ha sido el lema del Día Mundial del Sueño, celebrado el 16 de marzo y promovido en todo el mundo por la Asociación Mundial de Medicina del Sueño (WASM). En esta ocasión se ha puesto el acento en el hecho de que para tener una buena salud es importante dormir bien y durante suficientes horas.

En este Día, además, se llamó la atención sobre la importancia de un buen sueño en los períodos más tempranos de la vida. En particular, dormir bien es muy importante durante los primeros años de vida y durante la pubertad, puesto que el sueño juega un papel fundamental en la maduración del cerebro. Es esencial para el crecimiento, el desarrollo, el aprendizaje y el bienestar de los pequeños.

¿QUÉ ES EL SUEÑO?

El sueño es un proceso activo, necesario, periódico y complejo. Es una mezcla de biología y conducta, en el que también influye la herencia. Para el niño constituye la actividad en la que más horas invierte, existiendo una estrecha relación entre los problemas nocturnos y las alteraciones en el comportamiento durante el día y viceversa. No dormir lo necesario afecta al aprendizaje y aumenta la irritabilidad. Esto puede tener como consecuencia situaciones de estrés familiar, alteraciones a nivel escolar y en el desarrollo del niño.

¿QUÉ ES EL BUEN DORMIR?

El buen dormir de los niños es, por lo tanto, el resultado de la combinación de tres elementos: biología, apego y familia. Las leyes biológicas incluyen las características genéticas y el temperamento del niño. El apego es la estrecha relación que establecen los niños con sus familiares y cuidadores. El tercer elemento es la actitud de la familia frente al sueño y el niño. Este comportamiento está determinado a su vez por las normas educativas, las imposiciones sociales, el tipo de crianza, los horarios familiares relacionados con el trabajo e intereses, etc.

Para ayudar a los padres a asegurar el buen dormir de sus niños, la Asociación Mundial de Medicina del Sueño (WASM) recuerda las normas de higiene del sueño para niños, reglas que tienen como objetivo mantener un sueño sano, natural, refrescante y saludable.

10 MANDAMIENTOS DEL SUEÑO

1. Ir a la cama cada noche a la misma hora preferiblemente antes de las 21h.

2. Mantener unos horarios de siesta diurna adecuados a la edad.

3. Establecer una rutina consistente antes de acostarse.

4. Hacer de la habitación un lugar propicio para el sueño; fresco, oscuro y tranquilo.

5. Favorecer que su hijo se duerma de forma autónoma.

6. Evitar la exposición a la luz brillante a la hora de acostarse y durante la noche y aumentar la exposición a la luz durante la mañana.

7. Evitar las comidas pesadas y la actividad vigorosa cerca de la hora de acostarse.

8. Mantener los dispositivos electrónicos (incluyendo TV, ordenadores, teléfonos móviles, etc.) fuera de la habitación y limitar su uso cerca de la hora de acostarse.

9. Evitar tomar cafeína, incluyendo café, cola u otras bebidas estimulantes.

10. Mantener horarios regulares durante el día, incluidos horarios de comidas.

HORAS DE SUEÑO SEGÚN LA EDAD

Unos mandamientos a los que hay que añadir la necesidad de dormir las horas suficientes, es decir, las horas que necesitan según la edad.

Desde la Asociación Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) apuntan que el tiempo ideal de sueño para una persona es aquel que le permita hacer las actividades diarias con normalidad. Esto explica por qué cada persona tiene unas necesidades de sueño diferentes dependiendo de la edad, el estado de salud, el estado emocional, etc. Por su parte, desde el Instituto del Sueño establecen las horas que debe dormir un niño -de forma aproximada- dependiendo de la edad que tenga.

Recién nacido

Duerme un total de 16 horas diarias, en 6 u 8 episodios de sueño de 4 horas cada uno.
Esto provoca que el recién nacido no respete la noche y se despierte una o varias veces a lo largo

Desde el primer mes hasta los 3 – 6 meses

La duración de los despertares nocturnos va disminuyendo y empieza a dormir de manera continua prácticamente durante toda la noche. Los niños de 1 a 2 años necesitan entre

Entre los 2 y los 4 años

Duermen por la noche unas 10 horas, más las dos siestas habituales. A partir de los tres años de edad va disminuyendo la “necesidad” de dormir durante el día, hasta prácticamente desaparecer antes de los seis años. Pasados los 7 años, no es habitual que el niño necesite dormir la siesta. Si ocurre, lo más probable es que por la noche duerma menos de lo que necesita o que padezca de algún problema durante el descanso nocturno.

De los 5 a los 10 años de edad

El sueño alcanza un grado de madurez suficiente como para permitir la comparación con el adulto. Aunque existen importantes variaciones individuales, el número de horas de sueño suele ser 2,5 veces superior al adulto y la proporción de sueño REM es similar a la del adulto. Entre los 6 y los 8 años, el niño necesita de 11 a 12 horas de sueño, y con 10-12 años, unas diez horas.

A partir de la adolescencia

El número de horas de sueño disminuirá hasta un promedio de 7 a 8 horas, que podría ser insuficiente ya que se produce un incremento de la somnolencia diurna que ha llevado a pensar que las necesidades totales de sueño no disminuyan sino que aumenten.

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